sábado, abril 19, 2008

JOHN RAMBO: LAS BATALLITAS DEL ABUELO

John, nuestro martillo de herejes predilecto, terror del comunista, adalid del caos, está mayor, y, como Rambo, al fin y al cabo, es Rambo, decide retirarse a Indochina, donde se dedica a cazar serpientes para espectáculos locales, haciendo caso omiso al doctor y su recomendación de ir al Spá, pasear en chandal y esperar la muerte viendo beisbol en una pantalla gigante tomando pastillas. Y en esas estaba nuestro atormentado amigo cuando un grupo de médicos católicos ingenuos llegan a su choza de serpientes pidiéndole ayuda para cruzar la frontera. Quieren ir a Camboya para prestar asistencia médica a las víctimas de la guerra de aquel país. Tras un tira y afloja convencen a John (el que la rubia estuviese como un queso algo influyó), y marchan en barco hasta la frontera birmana. Un mes después John descubre que los médicos han caído presa del malvadísimo ejército comunista camboyano. Entonces, dentro de si, una tormenta de sentimientos arrecia. John Rambo acepta lo que es en realidad, una Maquina de Guerra, para desgracia de los camboyanos, un instrumento para matar. Y claro, se monto el Belén. Película producida, dirigida y protagonizada por Sylvester Stallone, "John Rambo "es la cuarta entrega de Rambo, muy querida en esta casa,esperada con ansia y aplaudida con énfasis en el cine. Estupendamente realizada y genialmente ambientada, nos presenta la versión más gore de la saga, con desmenbramientos a diestro y siniestro, mutilaciones varias, crueldad extrema y sangre a litros. Los fans de la saga, por otro lado, echamos en falta al Rambo penitente, sufridor y abnegado capaz de cicatrizarse las heridas con pólvora. Esta vez, aunque eso también mole, es un paseo triunfal, donde los enemigos son peleles incapaces de despeinar a nuestro abuelo testosterónico. Quizás por eso, que Estallone está ya hecho un yayo, y, aunque se empeñe en evitarlo, eso se nota, resulta doblemente chocante que sea ahora cuando más ágil, peleón y brutal son sus acciones. Interesante el dilema interno de Jonh sobre su identidad, sobre la necesidad de cerrar el círculo, de su vuelta al origen. Mal los secundarios, que pasan desapercibidos entre la vigorepsia de Rambo, las tripas desparramas de los camboyanos y lo trepidante del metraje. Buen cierre de la saga, que desde Frykandelika agradecemos. Palomitas y refresco grande.