The Ultimate Warrior : El barrio donde habito no es ninguna pradera.

Año 2012, con las torres gemelas en pie, la humanidad ha vuelto a la edad de piedra. Los humanos que sobrevivieron a la extinción se organizan en grupos tribales, parapetados en los antiguos edificios, luchando entre sí por los pocos alimentos que aún quedan. Cada grupo tiene sus normas, su jefe. Cada grupo sobrevive como puede. A uno de ellos, el más civilizado, que ha conseguido hacer crecer alimentos, se ofrece un guerrero recién llegado a la devastada Nueva York. Este guerrero será clave en los planes de futuro de el jefe de la comuna, obsesionado por salvar la esperanza que las semillas logradas en sus dominios representan. Excelente y sorprendente obra de Robert Clouse, director especializado en películas de artes marciales, rodada en 1975, bajo un guión contundente de Robert Clouse. Esta película combina el género catastrofista de la época con una seriedad argumentativo narrativa y un estudio filosófico emotivo desconocidos en el género. Con los clichés de los 70, “The Ultimate Warrior” (Nueva Work, año 2012 en su edición española), consigue involucrar al espectador en la obra, haciendo que nos planteemos cual sería nuestra actitud en tales circunstancias. Si bien la narración puede parecer, en momentos determinados, áspera, es por que la historia lo requiere. Además, dicha narración, se ve reforzada más que apoyada por excelentes interpretaciones, secas y rudas a la par que la película, de Yul Brynner (Carson), Max Von Sydow (Barón), Joanna Miles (Melinda), William Smith (Carrot), Richard Kelton (Cal)...que cuajan unos papeles definidos y bien delimitados. Por otro lado, la película plantea el conflicto social del gregarismo. Se parte de dos grupos enfrentados, uno “civilizado” y otro “violento”. Pero el que parte como “civilizado” no duda en ejecutar, asesinar o humillar con saña a aquel que se sale de sus normas, quedando, moralmente, por debajo del que se entendía como grupo “violento” , ya que este último es lo que es y no se auto engaña con pretensiones de civismo. Esta separación gregaria se observa a su vez en la estética de la película, pues los “civilizados” visten en tonos claros y los “violentos” en tonos oscuros, lo que ayuda a compactar la narración. En definitiva, una de las obras cumbre del cine de ciencia ficción catastrofista, repleta de pequeños detalles, que nos hará gozar en nuestro sofá de una noche de otoño frikandéliko.