The Descent : Nada nuevo bajo el sol.

Seis amigas espeleólogas o con ganas de serlo se reúnen un año después de que una de ellas, en un trágico accidente, perdiese a su hija y esposo. Esta vez van a descender por una cueva de nivel bajo, eso creen, pero la líder del grupo, Juno, decide unilateralmente y sin avisar al resto del grupo, que no, que van a investigar una gruta no clasificada, virgen, según, ingenua, piensa. En la gruta pronto descubrirán que no están solas, alguien, algo, las vigila, y pronto comenzará a darles caza. Previsible es la palabra que mejor define esta película aparecida el año pasado, dirigida y escrita por Neil Marshall, uno de los impulsores de lo que podría denominarse “nuevo cine de terror norteamericano”, y que recibió una buena crítica en general. Neil logra una atmósfera adecuada para el terror y el suspense, pero peca en los tiempos. Antes de cada susto sabes que toca susto, por que eso es lo que es The Descent, una peli de sustos. Por otro lado, los seres que viven en la cueva tienen una fisonomía que resulta de un cruce entre Smeagol y Alien, y en algún momento su crueldad y fealdad, unido a lo claustrofóbico de toda la película, logran generar un desasosiego profundo en el espectador. Sin duda el mayor logro de esta cinta. Bien rodada y correctamente interpretada, tiene algún momento, por lo salvaje, brillante, en el que parece que la película puede remontar el tedio, pero es sólo un espejismo. Prescindible para el espectador medio, se dejará ver para el espectador Frykandéliko junto a unos amigos, cerveza, nachos y todos, a esperar el siguiente susto, bajo la manta.