Rambo : Martillo de Herejes.

Vamos a necesitar un mínimo de 8 latas de cerveza, cuatro bolsas de snaks variados y nuestro pijama más confortable, pues vamos a comernos de un tirón, y sin pestañear, las tres películas de ese icono guerrero llamado Rambo, John Rambo. Rambo es personaje fascinante. Básicamente es un buen tío que se ve arrastrado a la batalla por circunstancias ajenas a su voluntad. Entrenado para ser una máquina de guerra , John Rambo ama a su país por encima de si mismo, pero ese amor le causa agrios desencuentros cuando se ve, una y otra vez, repudiado por sus compatriotas. Rambo es, en definitiva, un tipo afable y bonachón al que más vale no hincharle las pelotas.

La saga comienza con “First Blood” ( en español “Rambo, acorralado”) Dirigida por Ted Kotcheff sobre una historia original de David Morrell. Estéticamente hablando es la más bella. El director de fotografía, Andreyse Laszlo, las apaña para darle un toque poético, casi neorromántico, con un sobresaliente estudio paisajístico, a esta película de tipos duros y metralletas de cargador infinito. El planteamiento argumental es sencillo : Un Rambo risueño intenta encontrar su lugar tras la guerra de Vietnam en una sociedad que lo desprecia. El hostigamiento le lleva a recurrir a la violencia, pero siempre dentro de un estricto código de honor, viéndose metido en una persecución a muerte por los bosques de un pueblo pequeño, aburrido y casposo. Incoherencias a puñados y acciones inverosímiles firman la película más sicótica y emotiva de la saga. Mención a parte merece el doblaje al español, con expresiones tan norteamericanas como “saltarse la ley A LA TORERA” En fin... AH! En ella se dice aquello de “no encuentro las piernas”, tergiversado y celebrado como “no siento las piernas” por un humorista del que no guaro más recuerdo que este

“Rambo. First Blood 2” (Rambo Acorralado 2), es la segunda película. Es, sin duda, la más floja y cutre de las tres, pero guarda momentos, pequeñas perlas, que la harán imborrable para el espectador frykandéliko.

Rambo, tras liarla parda en la peli anterior, está entre rejas. Pero una misión arriesgadísima, solo apta para tipos duros ultra musculados, le saca de la prisión : Rescatar a compatriotas, valientes soldados, de prisiones secretas en Vietnam. ¿ Como podría John Rambo negarse? Con estas premisas George P.Cosmatos, director de esta patata cinematográfica, nos deleita con chabacanadas mil : La selva vietnamita parece Port Aventura, las balas de pistolas y ametralladoras jamás se agotan, los vietnamitas y rusos son malos malísimos come niños ( tiene a los americanos entre ratas, y hasta crucificados al sol), la cinta de pelo de Rambo aparece y desaparece sin ton ni son, llueve a cántaros y de repente hace un sol de escándalo... Por no hablar de que John mata en esta peli a cerca de 250 enemigos el solito, sin despeinarse, y que la cinta recuerda en más de una ocasión a “Predator” , de nuestro siempre alabado Goberneitor... Pero, por otro están los detalles, frases míticas y situaciones inolvidables : como cuando el Coronel Trautman, el secundario de lujo, dice “ a lo que usted llama infierno, él lo llama hogar” , o cuando los vietnamitas meten a Rambo en un baño de heces de cerdo, o cuando el vietnamita más malvado de todo Vietnam explota por una flecha explosiva, o ese momento cumbre en que nace el amor entre Rambo y la chica (única mujer que dice algo en las tres películas)....estos y otros, que no desvelaré, hacen que merezca la pena verla, aunque te tengas que meter entre pecho y espalda alguna cerveza de más, cosa que tampoco nos desagradará. Esta película redunda en el papel de Rambo como mártir e icono del buen soldado, y podría haber sido una película memorable si no se hubiesen descuidado de manera tan flagrante aspectos necesarios en este tipo de cine como la ambientación, amén de un poco, sólo un poco de coherencia argumental. Rambo III comienza con un Rambo metido a Saolín en un templo de Tailandia , para quien la guerra ya ha terminado, pero a quien la guerra persigue. El Coronel Trautman, que en las anteriores películas no tiene un papel demasiado activo, forma parte orgánica de la argumentación desde un principio. Encuentra a John Rambo, tras buscarle por medio Indochina, para ofrecerle una misión. Esta vez toca Afganistán. Rambo rechaza la oferta, y el Coronel parte a la arriesgada tarea de enfrentarse al Satánico Ejército Rojo sin Rambo. Pero ¿qué pasa? Que el Coronel es un pardillo que cae a las primeras de cambio y John parte al rescate. Simple, sí, pero se sale. A partir de aquí el director, Peter MacDonald, ofrece los lugares comunes consabidos, aunque hay que decir que con más arte que en las dos anteriores películas. Escandalosa es la satanización de los soviéticos, presentados como orangutanes de mirada bizca, de los que se llega a decir que arrancan con bayonetas los fetos de los vientres de las madres, para arrojarlos al fuego...como si los talibanes a los que EEUU apoya en la peli (y en su día en la realidad) fuesen hermanitas de la caridad.... Como siempre la puntería de Rambo y sus acólitos es magistral, mientras que los tiranos comunistas parecen disparar con escopetas de feria. Por otro lado especialmente malo, patético a ratos, resulta el doblaje, en el que el acento ruso es ridículamente forzado. Sin duda esta es la más compacta y vibrante de la saga, y por la sobredosis de acción y el dramático sufrimiento de John Rambo, podría decirse que esta cinta es un cruce equilibrado entre “El Equipo A” y “La Pasión de Cristo”, del preconciliar Mel Gibson.

El cine de Sofá tiene un antes y un después de esta saga. AH! Retruécanos, se esta gestando en regreso, Rambo IV. Mala hierva...